3ER ENSAYO: PROBLEMA DE LA TIERRA DE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Resumen de Mirko José Díaz
Sánchez.
1. El problema agrario y el problema del indio
Desde un punto de vista socialista el
problema del indio se define como un problema económico-social, es decir, como
el problema de la tierra.
“No nos contentamos con reivindicar el
derecho del indio a la educación, a la cultura, al progreso, al amor y al
cielo. Comenzamos por reivindicar, categóricamente, su derecho a la tierra” (Mariátegui,
1928, 1992: 50)
Mariátegui sostiene que su adhesión
al marxismo, no le impide valorar de modo positivo al sacerdote cristiano
Bartolomé de las Casas:
“Esta reivindicación perfectamente materialista debería para bastar para que no se nos confundiese con los herederos o repetidores del verbo evangélico del gran fraile español, a quien, de otra parte, tanto materialismo no nos impide admirar y estimar fervorosamente”. (Mariátegui, 1928, 1992: 50)
El problema agrario consiste en el
problema de la liquidación de la feudalidad en el Perú. Esta es una
tarea postergada por la República. La feudalidad subsiste y se expresa a través
del latifundio y la servidumbre. “No se puede liquidar la servidumbre que
pesa sobre la raza indígena sin liquidar el latifundio” (Mariátegui, 1928,
1992: 51)
Mariátegui descarta la solución liberal al
problema de la tierra que consistiría en el fraccionamiento del latifundio para
crear la pequeña propiedad individual, por la solución socialista basándose en
la peculiaridad del nuestro problema agrario: “la supervivencia de la
comunidad y de elementos de socialismo práctico en la agricultura y la vida
indígenas” (Mariátegui, 1928, 1992: 52)
2. Colonialismo=feudalismo
Mariátegui sostiene que no reniega de la
herencia española, sino de la herencia feudal porque es el principal factor del
retardo de nuestro desarrollo capitalista.
“La herencia colonial que queremos
liquidar no es, fundamentalmente, la de “tapadas” y celosías, sino la del
régimen económico feudal, cuyas expresiones son gamonalismo, el latifundio y la
servidumbre” (Mariátegui, 1928, 1992: 53)
Mariátegui considera que el régimen de
propiedad de la tierra es el problema cardinal del atraso de nuestro país.
Porque la base económica semifeudal es incompatible con el régimen democrático
burgués liberal.
“El régimen de propiedad de la tierra determina
el régimen político y administrativo de toda nación. El problema agrario -que
la República no ha podido hasta ahora resolver- domina todos los problemas de
la nuestra. Sobre una economía semifeudal no pueden prosperar ni funcionar
instituciones democráticas y liberales” (Mariátegui, 1928, 1992: 53)
El problema indígena se subordina al
problema de la tierra. La raza indígena es una raza de agricultores. “En el
Perú de los Inkas era más cierto que en pueblo alguno el principio de que “la
vida viene de la tierra””. (Mariátegui, 1928, 1992: 54) El comunismo
inkaico fue un comunismo agrario, que se desarrolló en un régimen autocrático.
Los caracteres
fundamentales de la economía inkaica -según Cesar Ugarte, que define en general
los rasgos de nuestro proceso con suma ponderación- eran los siguientes:
“Propiedad colectiva de la tierra cultivable por el ayllu o conjunto de
familias emparentadas, aunque divididas en lotes individuales intransferibles,
propiedad colectiva de las aguas, tierras de pasto y bosques por la marca
o tribu, o sea la federación de ayllus establecidos alrededor de una
misma aldea, cooperación común en el trabajo; apropiación individual de las
cosechas y frutos”. (Ugarte, p. 9 s/a, citado por Mariátegui 2012)
El régimen colonial destruyó la economía
agraria inkaica sin poder crear un régimen económico más productivo. “El
coloniaje, impotente para organizar en el Perú al menos una economía feudal,
injertó en ésta elementos de economía esclavista”. (Mariátegui, 1928, 1992:
55)
3. La política del coloniaje: despoblación y esclavitud
El régimen colonial español, subordinado a
los intereses de los colonizadores, fue incapaz de organizar una economía
feudal.
[El colonizador español] “tenía una idea, un poco fantástica, del valor
económico de los tesoros de la naturaleza, pero no tenía casi idea alguna del
valor económico del hombre”. (Mariátegui, 1928, 1992: 56)
El colonizador español desdeñó la
agricultura y optó por la minería, utilizando el sistema de “mitas” que produjo
un régimen de despoblación: exterminio de la población indígena y destrucción
de sus instituciones.
“De este hecho nació la necesidad de imponer al indio la dura ley de la
esclavitud. El trabajo del agro, dentro de un régimen naturalmente feudal,
hubiera hecho del indio un siervo, vinculándolo a la tierra. El trabajo en las
minas y las ciudades debía hacer de él un esclavo. Los españoles establecieron,
con el sistema de las “mitas”, el trabajo forzado, arrancando al indio de su
suelo y sus costumbres” (Mariátegui, 1928, 1992: 57)
En la costa, el latifundista introdujo el
sistema esclavista, con la importación de esclavos negros quienes se dedicaron
al trabajo doméstico y agrícola.
“El carácter colonial de la agricultura de la costa, que no consigue aún
librarse de esta tara, proviene en gran parte del sistema esclavista. El
latifundista costeño no ha reclamado nunca, para fecundar sus tierras, hombres
sino brazos. Por esto, cuando le faltaron los esclavos negros, les buscó un
sucedáneo en los culíes chinos.” (Mariátegui, 1928, 1992: 58)
4. El colonizador español
Mariátegui sostiene que la diferencia
entre Norteamérica y América del Sur se debe al distinto tipo de colonizador
que llegó a nuestras tierras y a los distintos regímenes de propiedad de la
tierra que se establecieron. Citando a José Vasconcelos afirma que en el norte
no hubo reyes que dispusieran de la tierra ajena como propia. Los colonizadores
del norte desarrollaron un sistema de propiedad privada, cada quien pagaba el
precio de su tierra y ocupaba solo la extensión de tierra que pudiera cultivar.
“La feudalidad es, como resulta del juicio de Vasconcelos, la tara que
nos dejó el coloniaje. Los países que, después de la Independencia, han
conseguido curarse de esta son los que han progresado; los que no lo han
logrado todavía, son los retardados. Ya hemos visto cómo, a la tara de la
feudalidad, se juntó la tara del esclavismo” (Mariátegui, 1928, 1992: 60)
“El colonizador, que en vez de establecerse en los campos se estableció
en las minas, tenía una psicología del buscador de oro. No era, por
consiguiente, un creador de riqueza. Una economía, una sociedad, son la obra de
los que colonizan y vivifican la tierra; no de los que precariamente extraen
los tesoros del suelo” (Mariátegui, 1928, 1992: 61)
Mariátegui sostiene que quizás los únicos
colonizadores que envió España fueron las misiones de jesuitas y dominicos, que
crearon en Perú, varios núcleos de producción. Citando a Jorge Sorel defiende
el rol económico de los monasterios y su posterior disolución con la llegada de
la revolución socialista.
5. La “comunidad” bajo el coloniaje
Las leyes de Indias protegían la propiedad
indígena y reconocían su organización comunista, pero fueron poco eficaces para
evitar el despojo de las comunidades indígenas. Al parecer solo los jesuitas
aprovecharon el comunismo indígena en el Perú.
Las encomiendas constituyeron
instituciones que favorecieron el despojo de las comunidades indígenas, gran
parte de las comunidades agrarias fueron substituidas por grandes latifundios
de propiedad individual cultivados por los indios.
“La convivencia de “comunidad” y latifundio en el Perú está, pues,
perfectamente explicada, no sólo por las características del régimen del
Coloniaje, sino también por la experiencia de la Europa feudal. Pero la
comunidad, bajo el régimen, no podía ser verdaderamente amparada sino apenas
tolerada. El latifundista le imponía la ley de su fuerza despótica sin control
posible del Estado. La comunidad sobrevivía, pero dentro de un régimen de
servidumbre” (Mariátegui, 1928, 1992: 65)
6. La revolución de la independencia y la
propiedad agraria
Mariátegui busca precisar el
carácter de la revolución de la independencia del Perú.
“La revolución encontró al Perú retrasado
en la formación de su burguesía. Los elementos de una economía capitalista eran
en nuestro país más embrionarios que en otros países de América donde la
revolución contó con una burguesía menos larvada, menos incipiente”. (Mariátegui,
1928, 1992: 66)
La revolución de la independencia no fue un
movimiento indígena, por ello esta revolución no representó sus
reivindicaciones.
“Para que la revolución demoliberal haya
tenido estos efectos, dos premisas han sido necesarias: la existencia de una
burguesía consciente de los fines y los intereses de su acción y la existencia
de un estado de ánimo revolucionario en la clase campesina y, sobre todo, su
reivindicación del derecho a la tierra en términos incompatibles con el poder
de la aristocracia terrateniente. En el Perú, menos todavía que en otros países
de América, la revolución de la independencia no respondía a estas premisas”. (Mariátegui,
1928, 1992: 67)
En el Perú, la revolución americana, no
produjo un conflicto entre la nobleza terrateniente y la burguesía comerciante,
sino su colaboración. La República no pudo aplicar su ideario liberal en el
ámbito de la propiedad agraria por carecer de una verdadera clase burguesa. No
atacó al latifundio, pero sí a la “comunidad”. Abolió las mitas y las
encomiendas, pero dejó intactos el poder y la fuerza de la propiedad
feudal.
“La aristocracia terrateniente, si no sus
privilegios de principio, conservaba sus posiciones de hecho. Seguía siendo en
el Perú la clase dominante. La revolución no había realmente elevado al poder a
una nueva clase. La burguesía profesional y comerciante era muy débil para
gobernar. La abolición de la servidumbre no pasaba, por esto, de ser una
declaración teórica. Porque la revolución no había tocado el latifundio. Y la
servidumbre no es sino una de las caras de la feudalidad, pero no la feudalidad
misma”. (Mariátegui, 1928,
1992: 69)
7. Política agraria de la República
Mariátegui sostiene que el periodo
provisional de caudillaje militar posterior a la revolución de la Independencia
-producto de la ausencia de una clase dirigente burguesa- no pudo desarrollar
una política liberal sobre la propiedad agraria.
“El caudillo no podía sustraerse al influjo de los intereses de clase o
de las fuerzas históricas en contraste. Se apoyaba en el liberalismo
inconsistente y retórico del demos urbano o el conservadurismo
colonialista de la clase terrateniente.” (Mariátegui, 1928, 1992: 70)
“Un nuevo orden jurídico y económico no
puede ser, en todo caso, la obra de un caudillo sino de una clase. Cuando la
clase existe, el caudillo funciona como su interprete y su fiduciario. No es ya
su arbitrio personal, sino un conjunto de intereses y necesidades colectivas lo
que decide su política” (Mariátegui,
1928, 1992: 71)
Ramón Castilla, pese a su actitud liberal,
que se expresó en la abolición de la esclavitud y de la contribución de
indígenas, evitó oponerse a los intereses de la clase conservadora. La
promulgación del Código Civil, decretó la abolición legal de las comunidades
indígenas, favoreció la formación de la pequeña propiedad. Pero más allá de sus
intenciones la gran propiedad prevaleció.
“No obstante el Código, la pequeña
propiedad no ha prosperado en el Perú. Por el contrario, el latifundio se ha
consolidado y extendido. Y la propiedad de la comunidad indígena ha sido la
única que ha sufrido las consecuencias de este liberalismo deformado” (Mariátegui, 1928, 1992: 73)
8. La gran propiedad y el poder político
El problema agrario no fue resuelto en la
Independencia por: la extrema insipiencia de la burguesía urbana y la situación
extrasocial de los indígenas. La burguesía extranjera mantuvo el control del
comercio y las finanzas, y se convirtió en aliada de la aristocracia
terrateniente, que terminó asumiendo la función de clase burguesa nacional, aunque
nunca llegó a constituirse en una clase capitalista, sino en una clase de
propietarios.
“El poder de esta clase -civilistas o
“neogodos”- procedía en buena cuenta de la propiedad de la tierra. En los
primeros años de la Independencia, no era precisamente una clase de
capitalistas sino una clase de propietarios. Su condición de clase propietaria
-y no de clase ilustrada- la había consentido solidarizar sus intereses con los
de los comerciantes y prestamistas extranjeros y traficar a este título con el
Estado y la riqueza pública. La
propiedad de la tierra, debida al Virreinato, le había dado bajo la república
la posesión del capital comercial. Los privilegios de la Colonia habían
engendrado los privilegios de la República” (Mariátegui, 1928, 1992: 74)
Mariátegui considera que la legislación
republicana no atacó a la propiedad feudal pero si a las comunidades indígenas.
Refuta la tesis de que la concentración de
la propiedad agraria en la costa a la falta de agua, sostiene que los orígenes
del latifundio costeño se remontan al régimen colonial. Luego constata que el
fenómeno de concentración de la propiedad agraria se produce también en la
sierra. Lo que prueba su carácter político-social.
“Los orígenes del latifundio costeño se remontan al régimen colonial. La
despoblación de la costa, a consecuencia de la práctica colonial, he ahí, a la
vez que una de las consecuencias, una de las razones del régimen de la gran
propiedad. El problema de los brazos, el único que ha sentido el terrateniente
costeño, tiene todas sus raíces en el latifundio. Los terratenientes quisieron
resolverlo con el esclavo negro en los tiempos de la Colonia, con el culí chino
en los de la República. Vano empeño. No se puebla ya la tierra con esclavos. Y,
sobre todo, no se la fecunda” (Mariátegui, 1928, 1992: 76)
En la costa, se desarrolló una agricultura
de exportación, subordinada a la colonización económica por el capitalismo
occidental. El latifundio desarrolló una técnica capitalista, pero conservó el
régimen del trabajo mantiene sus prácticas feudales. En la sierra la producción del latifundio no
logra superar la producción de las comunidades indígenas.
9. La “comunidad” bajo la república
Mariátegui reflexiona sobre que hubiera
sucedido con la “comunidad” si esta hubiese sido disuelta durante la república,
quizá el indio habría pasado de un régimen mixto de comunismo y servidumbre a
un régimen de salario libre y tendría mayor aptitud para organizarse como clase
proletaria.
“En tanto, la expropiación y absorción
graduales de la “comunidad” por el latifundismo, de un lado lo hundía más en la
servidumbre y de otro destruía la institución económica y jurídica que
salvaguardaba en parte el espíritu y la materia de su antigua civilización” (Mariátegui, 1928, 1992: 77-78)
Mariátegui critica una tendencia de los
intelectuales y legisladores del periodo republicano a percibir la “comunidad”
como un rezago de una sociedad primitiva o como la supervivencia de una
organización colonial propia de los
intereses del gamonalismo terrateniente
y del pensamiento individualista liberal. Por ejemplo, M.V. Villarán desde una
postura liberal, propone la
individualización de la propiedad pero protegiendo la comunidad del
latifundismo.
Mariátegui sostiene que la primera defensa
orgánica y documentada de la comunidad indígena inspirada en el pensamiento
socialista, corresponde a Hildebrando Castro Pozo quien en su libro sobre
“Nuestra comunidad indígena”, afirma que la “comunidad” o “ayllu” constituye la
base social y económica que ha subsistido a la Colonia y a la República. Y pese
a la adversidad presenta todavía posibilidades de evolución y desarrollo. Castro
Pozo distingue entre cuatro tipo de comunidades (1) Comunidades agrícolas, (2)
Comunidades agrícolas-ganaderas (3) Comunidades de pastos y aguas, (4)
Comunidades de usufructuación. Pese a la expropiación de las tierras comunales
en favor del latifundismo y cien años de leyes republicanas el indio no ha
desarrollado un espíritu individualista, debido a que el individualismo no
puede prosperar en un régimen feudal. Mariátegui sostiene que los hábitos de cooperación y solidaridad que
son la expresión empírica de un espíritu comunista subsisten en algunas aldeas
indígenas donde se han extinguido los vínculos patrimoniales y de trabajo
comunitario.
El comunismo
inkaico
[Nota a pie de página]
Según Mariátegui la evidencia histórica
del comunismo inkaico, o la comunidad como órgano específico de comunismo son
dos hechos fundamentales para comprender el problema de la tierra.
Mariátegui sostiene que se propone refutar
la tesis de Augusto Aguirre Morales con respecto a la inexistencia del
comunismo inkaico. El comunismo moderno y el comunismo inkaico son diferentes,
pues son producto de diferentes experiencias humanas y pertenecen a distintas
épocas. El comunismo inkaico perteneció a una civilización agraria, mientras
que el comunismo de Marx y Sorel pertenece a la civilización industrial.
Mariategio nos dice que para comprender su “incorpórea semejanza esencial,
dentro de la diferencia esencial y material de tiempo y espacio”; es necesario
un poco de relativismo histórico.
Aguirre Morales piensa que el pueblo inkaico fue infeliz
porque careció de libertad. Mariátegui sostiene que esta crítica es anacrónica
porque la libertad individual es un descubrimiento del fenómeno liberal y de la
civilización capitalista, por la cual el hombre del Tawantinsuyo no sintió ninguna necesidad de libertad. La autocracia
y el comunismo son incompatibles en nuestra época, pero no lo fueron en
sociedades primitivas. Teocrático y despótico fue el régimen inkaico, pero este
es un rasgo que comparten todos los regímenes de la antigüedad. El divorcio
entre el poder temporal y el poder espiritual es una perspectiva moderna. El
ayllu –la comunidad- fue la célula del Imperio. Los Inkas crearon un gran
imperio sobre la base de la comunidad, pero no crearon el ayllu.
Aguirre sostiene que la sociedad inkaica
desconocía el robo por falta de imaginación para el mal, pero Mariátegui refuta
diciendo que en la sociedad inkaica no existía el robo porque no existía la
propiedad o porque existía una organización socialista de la propiedad.
10. La “comunidad” y el latifundio
Según Mariátegui, la defensa de la comunidad
indígena reposa en razones de orden económico social. Las
“comunidades” han sido despojadas de sus tierras en provecho del latifundio
feudal o semifeudal, constitucionalmente incapaz de progreso técnico.
En la costa, el
latifundio ha adoptado la técnica capitalista, y la comunidad ha desaparecido
como explotación comunista de la tierra. La industrialización de la agricultura
trae consigo: (1) intensificación de la producción, (2) técnicas avanzadas de
cultivo y (3) concentración de la propiedad agraria.
En la sierra, el
latifundio ha conservado su carácter feudal, oponiendo mayor resistencia al
desenvolvimiento de la economía capitalista. La comunidad ha subsistido pese a
los constantes ataques del latifundismo.
Mientras que en
la costa el latifundio capitalista se justifica por su mayor productividad, no
podemos decir los mismo del latifundio feudal, cuya producción está por debajo
de la productividad de la comunidad.
Mariátegui
comenta en una nota de pie de página que en el libro de Haya de la Torre Por
la emancipación de la América Latina hay
conceptos que coinciden absolutamente con los míos sobre la cuestión
agraria.
Mariátegui
considera la “comunidad” posee una capacidad de desarrollo y transformación y es
un sistema de producción que mantiene vivos en el indio los estímulos morales
necesarios para su máximo rendimiento. Según Castro Pozo: el trabajo en
“comunidad” resuelve el contrato múltiple del trabajo y la realización con
menor desgaste fisiológico y en un ambiente de agradabilidad, emulación y
compañerismo.
Disolviendo o relajando la “comunidad”, el
régimen del latifundio feudal no sólo ha atacado una institución económica sino
también, y sobre todo, una institución social que defiende la tradición
indígena, que conserva la función de la familia campesina y que traduce ese
sentimiento jurídico popular al que tanto valor asignan Proudhon y Sorel. (Mariátegui,
1928, 1992: 87-88)
11. El régimen de trabajo. Servidumbre y salariado
Según Mariátegui el régimen de trabajo
está determinado principalmente, en agricultura, por el régimen de propiedad.
La subsistencia del latifundio feudal ha traído consigo la subsistencia bajo
diversas formas de servidumbre.
La diferencia
entre la sierra y la costa en relación al trabajo es mínima, pero en relación a
la técnica es mayor. La agricultura de la costa ha logrado, el cultivo, la
transformación y el comercio de sus productos.
Mariátegui distingue el señor feudal
europeo del señor feudal americano. Sostiene que el europeo se sentía superior
a su siervo, pero “no étnica ni nacionalmente diverso”. Mientras que el
terrateniente americano arrastra “la convicción del blanco de la inferioridad
de los hombres.
En la costa existen regímenes de trabajo
que varían desde las formas de servidumbre tales como el yanaconazgo y el
enganche y el régimen asalariado.
“En la costa peruana el trabajador de la
tierra, cuando no ha sido el indio, ha sido el negro esclavo, el culi chino,
mirados, si cabe, con mayor desprecio. En el latifundista costeño han actuado a
la vez los sentimientos del aristócrata medioeval y del colonizador blanco,
saturados de prejuicios de raza” (Mariátegui,
1928, 1992: 89)
El yanaconazgo y el “enganche” son la
expresión de la subsistencia de métodos feudales en la agricultura de la costa.
El enganche priva al trabajador de su libertad, hasta que nos satisfaga las
obligaciones contraídas. El yanaconazgo es identificado con el sistema ruso polovnischestvo, dentro del cual los
frutos de las tierras se dividían entre propietario y campesino. “Además los
terratenientes costeños, se ven obligados a admitir, aunque sea restringido y
atenuado, el régimen del salario y trabajo libres (Mariátegui, 1928, 1992: 91)
“Pero en su misma variedad se identifican
con los métodos precapitalistas de explotación de la tierra observados en otros países de agricultura semi-feudal.
Verbigracia, en la Rusia zarista. El sistema de otrabotki ruso presentaba todas las variedades del arrendamiento
por trabajo, dinero o frutos existentes. (Mariátegui,
1928, 1992: 93)
En la agricultura de la sierra aparecen
diversos métodos precapitalistas de explotación de la tierra variantes del
yanaconazgo, sin embargo el régimen del salario libre no existe. Los factores
de la producción son la tierra y el indio. La propiedad de la tierra le permite
explotar ilimitadamente la fuerza de trabajo del indio, el arrendamiento de la
tierra es pagado por el indio en trabajo o frutos.
12. “Colonialismo” de nuestra agricultura costeña
Mariátegui sostiene que el grado de
desarrollo alcanzado en la producción peruana de azúcar y algodón se debe
principalmente al interés del capital británico y norteamericano. El crédito
agrícola no impulsa otros cultivos. Aunque existen algunos fundos dedicados a la producción de
frutos alimenticios, destinados al mercado interno. Mariátegui sostiene que en
la elección de los cultivos debería priorizarse las necesidades de nuestra
economía nacional, sin embargo, se priorizan las necesidades del mercado
internacional. Nuestro país no produce lo que nuestra población necesita
para su subsistencia, como por ejemplo,
seguimos importando trigo, para la elaboración de nuestro pan.
¿Por qué no hemos resuelto dicho problema?
Mariátegui sostiene que no es por falta de una política de subsistencias o
porque los suelos sean adecuados para dichos cultivos, sino que la principal
causa, por la cual no hemos resuelto dicho problema, es porque la economía del
Perú es una economía colonial. Su movimiento y su desarrollo está subordinado a
los intereses y necesidades de los intereses capitalistas extranjeros. Para los
que nuestro país solo es un depósito de materias primas. Mariátegui resalta el
carácter variable del mercado internacional capitalista y sus consecuencias
negativas para el Perú. Mariátegui concluye: “Nuestros latifundistas, nuestros terratenientes, cualesquiera que sean
las ilusiones que se hagan de su independencia, no actúan en realidad como
intermediarios o agentes del capitalismo extranjero” (Mariátegui, 1928,
1992: 99)
13. Proposiciones finales
Primera:
El carácter de la propiedad agraria en el Perú es la principal traba para el
desarrollo del capitalismo nacional.
“Estos terratenientes, por completo extraños y
ausentes de la agricultura y de sus problemas, viven de su renta territorial
sin dar ningún aporte de trabajo ni de inteligencia a la actividad económica
del país. Corresponden a la categoría del aristócrata, o del rentista,
consumidor improductivo.” (Mariátegui,
1928, 1992: 100)
Segunda:
El latifundismo subsistente en el Perú es una barrera para la inmigración
europea.
Tercera:
En la costa los intereses del capital extranjero impiden el surgimiento
de una economía basada en las necesidades nacionales.
Cuarta:
La propiedad agraria de la costa no ha podido resolver los problemas de la
salubridad rural.
Quinta:
En la sierra, el feudalismo agrario sobreviviente se muestra del todo
inepto como creador de riqueza y de progreso.
“En el plano económico, el señor feudal o
gamonal es el primer responsable delo poco valor de sus dominios. Ya hemos
visto cómo este latifundista no se preocupa de la productividad sino de la
relatividad de la tierra”. (Mariátegui,
1928, 1992: 103)
Sexta:
El gamonalismo y el latifundismo son un obstáculo para el propio
programa vial que el Estado sigue realmente.
BIBLIOGRAFÍA
Mariátegui, José Carlos. (1928) Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Amauta. Lima.
BIBLIOGRAFÍA
Mariátegui, José Carlos. (1928) Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Amauta. Lima.